jueves, 31 de marzo de 2011

Fusión nuclear mediática

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Por: Vicente Segarra

radiactividad Las dudas planteadas a raíz del accidente nuclear acaecido en Japón sobre la seguridad de la energía nuclear y el clamor posterior para abandonarla por completo son sólo otro ejemplo de la extraña irracionalidad que rodea la cuestión.

¿Por qué ante un suceso trágico, como es el accidente nuclear de Japón, periódicos e informativos habitualmente prudentes, se convierten repentinamente en narradores de lo que muestran como el mismísimo Armagedón?

La lucha titánica de los japoneses para hacer frente a las múltiples calamidades sucedidas después de un terremoto bestial y un tsunami devastador, nos impactan profundamente. Se esperan más de 13.000 muertos y un gran número de ciudades borradas literalmente del mapa.


Pero después de la cobertura informativa de las últimas semanas, podríamos pensar que la fusión nuclear del reactor de Fukushima, si sucede, puede convertirse en la amenaza más grave para esta devastada nación hasta la fecha. Y que el incidente pone en tela de juicio la seguridad de todas las centrales nucleares del mundo.

Esto es una chorrada. Sí, los desastres nucleares son posibles, las tecnologías fallan y la gente muere. Edificios, puentes y ciudades enteras pueden derrumbarse ante el temible envite de la naturaleza. Entonces… ¿por qué suponíamos que sería diferente con las instalaciones nucleares?

Cuando  en un accidente aéreo mueren decenas de personas, no se produce un clamor popular pidiendo que se ponga fin a los viajes en avión. Cuando se cae un edificio y aplasta a las víctimas de un terremoto, no ponemos en duda la conveniencia de construir edificios cerca de las líneas de falla.

¿Por qué cualquier accidente de cualquier cosa "nuclear" – desde una parada técnica no programada de cualquier central nuclear hasta el destino de los residuos hospitalarios radiactivos de bajo nivel como guantes usados ​​y batas – disparan tanta cobertura mediática?

Mientras tanto, anticuadas plantas de energía alimentadas con carbón – que no disponen de una captura eficaz de cenizas para el humo - son una de las mayores fuentes de exposición a radiación artificial, sin embargo, esto no genera ningún tipo de cobertura por parte de los periódicos y no hay manifestantes con máscaras de gas frente a ellas.

Podemos encontrar un buen argumento en que las armas nucleares son intrínsecamente malas. Pero no hay nada intrínsecamente "malo" en la energía nuclear, no más de lo que pueda serlo la luz del sol. El Sol, no es más que un gran reactor nuclear quemando 620 millones de toneladas de combustible por segundo. Y esto sucede a tan solo 150 millones de kilómetros de nosotros.

En un sentido estricto, la energía solar no es más que energía nuclear a distancia. Pensemos en el origen solar de la energía eólica pues lo vientos son generados por la diferencia entre el aire caliente, calentado por el Sol en tierra, y el aire más frío de la superficie del mar y lo mismo ocurre con la energía de las olas, en gran parte impulsadas por los vientos. Incluso la energía geotérmica tiene un origen nuclear, en gran parte generado por la desintegración radiactiva de minerales. No sólo es la energía nuclear "natural", sin la que no podríamos sobrevivir, sino que la vida en la Tierra depende además del Sol por la luz y el calor.

El terremoto de Japón, de una magnitud aproximada de 9,0 en la escala de Richter, ha liberado una cantidad de energía equivalente a una explosión atómica de 474 megatones. Esta energía liberada ha sido 39.000 veces mayor que la bomba, de 12 kilotones, que devastó Hiroshima y ​​ha sido de la misma intensidad que el que arrasó Lisboa, Portugal, el día de Todos los Santos de 1755. No nos equivoquemos, estamos hablando de un terremoto catastrófico.

A pesar todo esto, la central nuclear de Fukushima Daiichi, de 40 años de antigüedad, construida para resistir un sismo de magnitud 7.9, se mantuvo en pie frente a un evento sísmico que la sacudió con una fuerza 30 veces superior de lo que estaba diseñada para soportar. Resistió el embate, y se apago automáticamente en cuanto los temblores comenzaron.

Es bien sabido por todos que el posterior tsunami, con olas de 10 metros, fue lo que llevó a los reactores al borde de la fusión nuclear, pues hizo que los generadores diesel auxiliares que deberían haber alimentado las bombas de refrigeración de las instalaciones no funcionasen y los núcleos comenzaron a calentarse. Los intentos para enfriar los cilindros no tuvieron éxito, y los edificios de contención explotaron por la presión acumulada.

Cuando se declaró la zona de exclusión de 20 km alrededor de la central - protocolo estándar de emergencia - los titulares de los medios de comunicación, publicaron titulares como: "CATÁSTROFE NUCLEAR", “ CRISIS ATÓMICA" y "ALERTA DE FUSIÓN NUCLEAR". Y ¿cómo lidiar con un terremoto de magnitud 9.0? "LA MATANZA DEL TSUNAMI" y "EL TERROR DE LA NATURALEZA".

Estos son sólo los titulares. La cobertura real a menudo ha sido disparatada, contradictoria, dramática e incluso en ocasiones histérica. No es de extrañar pues que, en general, la gente reaccione con miedo cuando escuchan la palabra "nuclear".

Decir, como algunos medios de comunicación han hecho, que el accidente Fukushima era peor que el desastre de Chernobyl de 1986, sólo demuestra que se trata de una cobertura informativa sensacionalista y es la causa de qué la gente se atemorice. Chernobyl era un diseño Ruso, sin un vaso de contención, donde el núcleo del reactor fue expuesto, mientras ardía y grandes cantidades de combustible se liberaban a la atmósfera.

Los reactores japoneses están diseñados para evitar que esto suceda, el combustible se encuentra dentro de un recipiente de acero grueso, que a su vez está dentro de una estructura de contención específicamente diseñada para evitar la liberación de los materiales del núcleo, incluso durante un accidente como este. Además, los reactores como los de Fukushima están refrigerados con agua que, a diferencia del núcleo de grafito en Chernobyl, no puede arder.

Incluso si los 50 valientes ingenieros nucleares y el personal de la central, en su mayoría voluntarios, pierden esta larga batalla y se produce una crisis, esta no será necesariamente catastrófica. La estructura de contención del reactor está diseñada para prevenir la propagación de la radiactividad y – incluso si esto falla - es probable que una gran parte del material radiactivo se recogerían en el sitio.

La pérdida de decenas de miles de vidas y la destrucción generalizada causada por el terremoto y el tsunami claramente empequeñece cualquier daño causado ​​por el accidente nuclear, incluso si se produjera la fusión. Pero esa no es la impresión que se nos queda de una cobertura informativa desigual y en ocasiones estridente.

No es de extrañar que muchas personas sientan pánico. Y es ese pánico de la población - y no el peligro de radiación – lo que podría ser peligroso. No hay electricidad en la mayor parte de la costa afectada, los caminos están dañados o intransitables, la gente tiene hambre, frío y está desconcertada. Lo menos conveniente en estos momentos sería un éxodo masivo de gente presa del pánico que podría incrementar el número de bajas y que aumentaría la tensión los servicios de emergencia más allá del punto límite.

En este estado, puede ser difícil pensar con claridad y racionalidad y, sin embargo, eso es exactamente lo que debemos hacer. No sólo en situaciones de crisis como ésta, sino al considerar los pros y los contras de las diferentes tecnologías, en especial las de producción a gran escala, como las centrales eléctricas. Lo que no necesitamos es un 'secuestro de la amígdala ", término acuñado por Daniel Goleman en su libro Inteligencia Emocional para describir una respuesta de miedo desproporcionada con la amenaza real.

El pensamiento crítico, desprovisto  de estallidos emocionales o llamativos titulares , nos permite tomar mejores decisiones. Y eso es en realidad lo que se necesita en medio de un desastre natural. Lo que ahora se desarrolla en Japón - las secuelas del sismo y el tsunami, incluyendo la amenaza planteada por los reactores - es una tragedia de inmensas proporciones.

Lo que deberíamos hacer como sociedad técnica avanzada es aprender de catástrofes como estas, para que nuestros ingenieros y científicos pueden crear sistemas mejores y más resistentes - puentes, edificios, carreteras y , porqué no, centrales nucleares. Eso es progreso. Eso es ciencia.

Fecha Original: 17 de Marzo de 2011
Traducción/adaptación libre de este Enlace Original
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3 comentarios:

  1. Es un gran artículo, pero hay que pensar en prevenir lo que pueda pasar en un futuro y no dar vueltas al algo irremediarble como el tsunami. Yo estoy en contra totalmente de la energía nuclear, y creo que debe sustituirse por energías renovables, que es por donde tiene que progresar la ciencia...

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  2. Resonancia Nuclear Magnetica, radiografias, angiografias, radioterapia, RayosX para analisis de estructuras, radioastronomia... Realmente podemos prescindir de la energia nuclear por completo????

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  3. ignorante cientifico1 de abril de 2011, 1:13

    Como un ignorante que sigue el debate nuclear con interés, pero sin una opinión definida, me parece inquietante su apoyo a este tipo de energia mediante comparaciones con la energía solar y eólica. Bueno, sí, entiendo que son de origen nuclear (en algún sentido), pero el proceso final no conlleva una amenaza nuclear. Esto debilita sus argumentos considerablemente y me da la impresión de que tiene la misma tendenciosa desesperación que atribuye a los opositores a la energía nuclear.

    Dicho esto, estoy de acuerdo en que los medios de comunicación tiene que dar muchas explicaciones sobre el tratamiento que han dado a este o cualquier otro desastre, natural o no, los titulares hablan más de ganar lectores o suscriptores que de hechos. La dificultad para la gente como yo, es poder encontrar un análisis frío y racional dirigido a ignorantes científicos. En gran medida todo se resume en "¿a quien nos creemos?", en base al poco conocimiento que tenemos. Es un poco como mojarse el dedo para comprobar la dirección del viento, obtendremos una medición (apreciación) poco precisa.

    Si vamos a aceptar un argumento como valido, en mi opinión debe ser justo, equilibrado y desprovisto de cualquier "cuento chino" como el que usted introduce sobre el viento y la energia solar.

    Buenas noches.

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