Brian Kelly es uno de los raros entre los viajeros frecuentes, pues disfruta dormir a 9.000 metros de altura. También conocido como The Points Guy (el chico de los puntos), Kelly es un influyente bloguero de Nueva York que dejó Wall Street para escribir sobre los programas de recompensas que ofrecen las aerolíneas.
Cada año acumula alrededor de 300,000 millas en el aire, muchas de ellas por los vuelos de larga distancia, esos que estresan a la mayoría de los pasajeros.
"Duermo bien en los aviones. Me gusta viajar en primera clase cuando voy a Asia y Australia porque puedo tener un ciclo de sueño completo; duermo ocho o nueve horas", dice Kelly.
Si bien a veces viaja en clase económica en traslados locales en Estados Unidos, en vuelos internacionales lo hace en primera clase o clase ejecutiva.
La gente paga por la primera clase para tener total privacidad, afirma Kelly.
"Estás en tu propio espacio cerrado, en lugar de estar en un asiento abierto donde la cabina es mucho más ruidosa, y las personas cercanas a ti se meten en tu espacio. El futuro nivel de lujo para dormir en los aviones es no ver a nadie más", señala.
Para la mayoría, viajar en clase económica implica empujones e intentos por pegar las pestañas en un asiento incómodo mientras se escucha el sonido del motor del avión.
Aun así, hay algunos consejos y trucos de los expertos para ayudarte a dormir como si fueras uno de los privilegiados en la parte delantera del avión.
Espacio personal
La diferencia entre las clases económica y primera es enorme, y no todo se trata de espacio para las piernas, explica Jamie Zeitzer, profesor de psiquiatría y ciencias de la conducta en la Universidad de Stanford, en EE.UU., y experto en ritmos circadianos (el reloj biológico de nuestro cuerpo).
"No es solo que los asientos estén recostados, lo que definitivamente ayuda, es que no hay nadie tocándote. Que no haya nadie sentado a tu lado. El aspecto psicológico es bastante considerable cuando puedes estirar tu cuerpo y relajar tu mente, hace una gran diferencia", asegura.
¿Pero qué pasa si esta experiencia de "estar acostado" es solo un sueño? ¿Qué hace que dormir en un avión sea mucho más difícil que en tierra?
Para la mayoría de los viajeros, la falta de privacidad y espacio personal, el aire seco y reciclado, la turbulencia y el ruido son algunos de los factores que dificultan el sueño.
Pero Zeitzer dice que dos grandes barreras para dormir están realmente bajo nuestro control: el estrés y la ansiedad.
"Está el estrés social: no tienes espacio; y está el estrés físico: estás físicamente comprimido en tu asiento", dice.
Las causas de la ansiedad varían de persona a persona. Sin considerar el miedo a volar, lo que mantiene a la mayoría despierto es la presión para conciliar el sueño, afirma Zeitzer.
El sueño es único y no hay un método universal para quedarse dormido. Pero Zeitzer tiene dos estrategias que al menos pueden ayudar a disminuir la interrupción.
Lo primero, dice, es tratar de no pensar en eso.
"Si te preocupas y te estresas por quedarte dormido, no te quedarás dormido, simplemente no sucederá. Es más fácil decirlo que hacerlo, pero si puedes encontrar la manera de no preocuparte por quedarte dormido, eso ayudará a solucionarlo", añade.
Lo segundo es mitigar la ansiedad al imaginar que estás en otro lugar: "Se trata de sacarte de la estresante posición claustrofóbica en la que te encuentras en el avión".
Zeitzer recomienda tomar un respiro real o imaginario:"Un antifaz para los ojos, audífonos con cancelación de ruido y algo de música puede bloquear gran parte del mundo".
Estrategias para dormir Hay todo tipo de soluciones para este problema. Algunos usan almohadas o auriculares especiales.
Otros confían los suplementos de melatonina, una hormona natural que interviene en los ciclos del sueño y que se considera una ayuda suave para dormir.
Sin embargo, Zeitzer aconseja cautela: dado que es una sustancia no regulada, hay pocos estudios confiables sobre sus efectos.
También están los que beben alcohol para borrar su entorno, y muchos optan por pastillas para dormir.
Algunos combinan las dos, pero es una jugada arriesgada, advierte Betty Thesky, una azafata con 30 años de experiencia.
"He visto a hombres adultos tumbarse en el suelo y poner la cabeza en el pasillo. Está oscuro en la cabina, alguien podría pisarlos. Lo veo todo el tiempo", advierte.
"Las personas terminan en la cárcel, se quitan la ropa, tratan de sentarse en los asientos con extraños, hacen todo tipo de locuras; así que realmente creo que es peligroso", dice la sobrecargo.
Para Thesky, ser astuto es una mejor opción.
Ella se sorprende al ver a las personas sentadas apretujadas una al lado de la otra en la parte delantera de la cabina de la clase económica, cuandoa menudo hay asientos vacíos más atrás.
"Cuando soy pasajera, miro por todos lados para ver si hay un lugar vacío en el que pueda sentarme rápidamente, y debes moverte rápido porque las buenas sillas se ocupan rápido", afirma.
También lleva una manta, almohada de viaje, algunos aceites y toma "una o dos copas", pues dice que eso ayuda, aunque advierte que deben evitarse los excesos.
"Veo películas y me digo a mí misma que voy a hacer otra cosa para dejar de pensar en dormir", explica la asistente de vuelo.
Kelly también asegura que ayuda saber con anticipación qué tipo de avión está volando.
"El A380 es mi favorito", dice, "es la aeronave más silenciosa del cielo. Es más nueva, no hace tanto ruido y es más fácil dormir".
Él aconseja un asiento junto a la ventana en el medio de la cabina, lejos del motor, la cocina y los baños para una tranquilidad óptima.
Gastar miles de dólares en los asientos premium no cambiará el hecho de que estás volando por el cielo con cientos de personas.
Pero si puedes crear una sensación de privacidad y espacio a tu alrededor y dejar de estresarte por quedarte dormido, tal vez te dé algo de sueño después de todo.
Fuente: elcomercio / MF
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