En vísperas de los grandes descubrimientos realizados por los Españoles, se realizaron expediciones que buscaban —entre otras cosas— la gloria y la fama en medio de la precariedad que ofrecía el nuevo mundo. Leyendas como la de "El Dorado", una ciudad hecha completamente de oro escondida en medio de la selva, motivaron a los conquistadores a adentrarse cada vez más en una jungla que parecía infinita. Sin embargo, ni siquiera el oro hizo que su atención se desviara de un tesoro que superaba cualquier riqueza: la promesa de alcanzar la vida eterna.
Alrededor de 1513, un grupo de exploradores comandados por Juan Ponce de León, decidieron adentrarse en las entonces desconocidas tierras de Puerto Rico, donde se presumía que se encontraba dicha fuente. Lo cierto es que nunca encontraron tal cosa como un manantial de vida eterna; no obstante, la idea de que existiera algo que impidiera a la gente envejecer se quedó rondando en las mentes, a tal grado que lucharon por crear algo que obedeciera a esta idea. Fue así como nació el maquillaje, al menos el que hoy conocemos.
Lo cierto es que, a pesar de rejuvenecernos, ni siquiera todos estos mejunjes y polvos son eternos. Muchos de ellos van perdiendo fuerza y consistencia con el pasar del tiempo, así que en cuanto su periodo de vida útil se acaba éstos también empiezan a morir dejando señales claras de su agonía.
Si tienes un bronceador que tiene más de un año contigo, es mejor que lo cambies, pues los cambios constantes de temperatura o el calor excesivo lo hacen perder su fuerza.
Si compras una base líquida que luce más sólida que un polvo, es obvio que perdió su encanto desde hace mucho tiempo.
Aunque es realmente complicado que un aceite se eche a perder, éstos tienden a oxidarse provocando malos olores. Por esta razón los expertos recomiendan que su uso no exceda los seis meses.
El rímel tiene una duración aproximada de 3 a 4 meses, aunque si no sabes exactamente cuánto tiempo tiene el tuyo desde que lo abriste, basta con olerlo. Si al hacerlo notas un ligero aroma a gas, no dudes en desecharlo.
El cambio de color es un factor infalible al momento de probar la vigencia de un cosmético. Si ha perdido su intensidad, es mejor que lo reemplaces.
Los labiales pueden durar hasta dos años, aunque algunas de las señales más claras de su deterioro son su olor y su aspecto. Si comenzó a secarse tanto que ya no resbala por tus labios, es probable que necesites deshacerte de él.
Si tu corrector después de un año —o menos— de uso ha cambiado su color y textura, es muy posible que ya haya caducado. Independientemente de si son sólidos o líquidos, el periodo de vida de este tipo de maquillaje oscila entre los 12 meses.
La señal indiscutible de que un delineador ya no tiene nada que ofrecerte, además de los grumos que deja al pintar, es el punto blanco que aparece en la punta de éste cuando ya es muy viejo.
Aunque no tienen fecha de caducidad específica, al llegar al final de su vida útil, muchos de estos productos no hacen otra cosa más que dañar tu piel por diferentes razones. En el mejor de los casos, usar maquillaje echado a perder puede arruinar tu look, pero en un punto más dramático, un cosmético viejo puede causarte infecciones y lesiones severas en el que supone ser uno de los órganos más importantes de tu cuerpo; tu piel.
Fuente: culturacolectiva / MF
El post 8 formas de saber si tu maquillaje está echado a perder y puede dañar tu piel aparecio primero en Informe 21
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