Todo lo bueno que tienen las redes sociales también lo pueden tener de malo si no se usan con cabeza y se hace un uso desmesurado de estas. El mundo del Social Media fomenta la comparación y desesperación, que consiste en juzgar nuestra vida en función de las que vemos en las redes sociales.
Principalmente tiene efectos negativos y es más peligroso entre los más jóvenes, que suelen ser más influenciables. A través de Instagram todo parece perfecto cuando en realidad no lo es. La eterna búsqueda de la perfección puede provocar ansiedad y sufrir una autoestima baja.
Vivir apegados al móvil no puede ser bueno. Ni al portátil, ni al wifi. Nada consumido con exceso es beneficioso para nosotros mismos. ¡Date un respiro! Libérate de la dependencia tecnológica y empieza a vivir la vida real, que es la que realmente merece la pena.
No dedicar más tiempo a la familia y a los amigos es algo de lo que vas a arrepentirte en unos años. Disfruta de tus padres, hermanos o abuelos.
Descubre la sonrisa de un extraño, vive intensamente una noche de chicas, un plan improvisado… de cualquier cosa, pero bien lejos de la tecnología. Estamos sobresaturados de información y debemos desconectar. ¡Nos lo merecemos!
Vete cerca o lejos, conoce gente nueva, disfruta de la naturaleza o de la ciudad. Lo mejor que tenemos es el AHORA y, por desgracia, el tiempo pasa mucho más rápido de lo que creemos. Malgastarlo pasando horas y horas pegados a una pantalla no es algo de lo que nos sentiremos orgullosos en un futuro. Es importante que le demos un buen uso a la tecnología y que la controlemos, no ella a nosotros.
Si consigues pasar un tiempo más desconectado de lo habitual te notarás menos estresado y con más vitalidad. Y mejorarás las relaciones sociales. Pero, no sirve de nada hacerlo sólo unos días y luego volver a realizar un mal uso de la tecnología. Recomendamos establecer unos hábitos para que la situación no se repita y para el propio bienestar personal. Dedícale únicamente las horas necesarias.
Pasar muchas horas pegado al móvil también provoca insomnio, empeorando la calidad del sueño. Asimismo, la luz que emiten las pantallas de los dispositivos no es nada beneficiosa. Y sumándole la corta distancia a la que las mantenemos de los ojos, también perjudica nuestra vista, dañando la retina. No despegar la vista de las pantallas también puede dañar las relaciones familiares, amorosas y las amistades de toda la vida. ¡No sale a cuenta!
Fuente: Nosotras
RA
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