La ansiedad es una emoción que cualquier persona puede experimentar como parte de la vida cotidiana. Es un recurso que tiene el organismo para evitar situaciones peligrosas, manteniendo a la persona alerta y brindando motivación para enfrentar las dificultades que se presenten. En otras palabras, le avisa al cuerpo que hay un peligro inminente y permite a la persona tomar las medidas necesarias para hacer frente a la amenaza. Es un sentimiento que se caracteriza por una sensación vaga de aprensión, que a su vez es difusa y desagradable, y puede estar acompañado de algunos síntomas.
Es un trastorno que puede asociarse a distintos síntomas, tales como diarrea, mareos, sudoración, hipertensión arterial, palpitaciones, temblores o molestias estomacales. A su vez, el hormigueo en las extremidades, la urgencia urinaria, la midriasis -dilatación de las pupilas- y la inquietud también pueden ser síntomas frecuentes de la ansiedad.
"Además de los efectos motores y viscerales, la ansiedad afecta a los procesos de pensamiento, a la percepción y al aprendizaje", señala el Dr. Alexis Mussa, especialista en psiquiatría del staff de Medicus.
Cuando estos sensaciones son muy intensas o exageradas, pueden conducir a un trastorno de ansiedad, el que puede interferir con nuestras habituales. El impacto puede ser disruptivo y devastador en lo emocional, social, físico y laboral.
Este tipo de trastorno se puede presentar de diversos maneras, que tienen características particulares y pueden requerir tratamientos diferentes. El Dr. Mussa destaca la importancia de que se realice un diagnóstico adecuado para poder prescribir un tratamiento apropiado.
Trastorno de pánico
Es un conjunto de ataques de miedo intenso que ocurren en forma reiterada, haciendo sentir a la persona que puede tener un ataque al corazón o volverse loco en ese mismo instante. No tienen una causa específica y conocida. La persona puede quejarse de experimentar un aumento en la frecuencia cardíaca, dolor retroesternal, sudoración, temblor, sensación de hormigueo, sensación de atragantarse, miedo a morirse, miedo a perder el control, sensación de irrealidad. "El trastorno de pánico se asocia habitualmente a la presencia de agorafobia, es decir, el miedo a encontrarse en un lugar del que no se puede escapar", según explica el especialista de Medicus.
Fobia social
Son personas que padecen un temor marcado y persistente por diversas situaciones sociales o actuaciones en público en las que se ven expuestas ante extraños o a la posible evaluación de los demás, temiendo actuar de un modo humillante. "La persona que padece esta fobia reconoce que el temor es excesivo o irracional", señala el Dr. Mussa. Sin embargo, las situaciones temidas son evitadas o sobrellevadas con malestar o ansiedad intensos. La conducta evitativa, la anticipación ansiosa, o el malestar interfieren significativamente con las funciones u ocupaciones sociales normales.
Fobia específica o fobia simple
Las personas con este tipo de fobias sufren de un intenso e irracional miedo hacia objetos específicos o situaciones determinadas -pueden ser perros, arañas, víboras, alturas, cucarachas, inyecciones, sangre, etc.-. Esto puede llevar a que busquen evitar o evadir situaciones de la vida, dado que el temor a esos objetos o cosas no les permite desarrollar sus actividades en forma regular.
Trastorno de ansiedad generalizada
Las personas que sufren de este trastorno presentan un preocupación excesiva, irracional y persistente sobre una amplia gama de acontecimientos de la vida cotidiana, por ejemplo salud, finanzas, carrera académica o laboral, familia, etc. El trastorno se acompaña de un conjunto de síntomas físicos característicos, que incluyen fatiga, temblor, tensión muscular, dificultades para dormir, molestias abdominales, mareos, irritabilidad.
Trastorno de estrés postraumático
Las personas que lo padecen han sido testigos o víctimas de una situación amenazante y extremadamente estresante. En consecuencia tienen sensaciones de miedo intenso, horror o desamparo. Tiempo después de la experiencia vivida "pueden experimentar "flashbacks", pesadillas, evitar lugares, situaciones o personas relacionadas con ella", señala el Dr. Mussa, de Medicus. Es frecuente que también tengan dificultades para dormir, se vuelvan fácilmente irritables o incluso que les sea complicado concentrarse.
Trastorno obsesivo compulsivo
Estas personas padecen recurrentes obsesiones -pensamientos, imágenes o urgencias displacenteras-, compulsiones -necesidad de realizar actos tendientes a neutralizar las obsesiones- o ambas. Algunos ejemplos pueden ser lavar, chequear, limpiar, repetir frases, coleccionar, acumular, en forma excesiva y persistente, como también puede haber otros tipos diferentes.
Para todos estos trastornos descriptos existen básicamente dos tipos de tratamiento: el farmacológico y la terapia psicológica. "Es frecuente que se utilicen en forma conjunta, tanto implementados por un solo profesional como en forma separada", detalla el especialista en psiquiatría. Por último, es importante destacar que cada persona debe ser tratada en forma diferente, ajustando el tratamiento de acuerdo al tipo de ansiedad existente y a las características personales de cada individuo.
Fuente: derf / MF
El post Ansiedades y fobias: ¿Cómo identificarlas? aparecio primero en Informe 21
Fuente: este post proviene de Informe 21 , donde puedes consultar el contenido original.
0 comentarios:
Publicar un comentario