miércoles, 27 de diciembre de 2017

Comer uvas, la tercera causa de asfixia en menores de cinco años

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EUROPA PRESS

  • "Por su forma y textura, puede provocar una obstrucción en las vías respiratorias", señala un informe de la Sociedad Española de Otorrinolaringología.
  • Los especialistas alertan de que las uvas no son las única responsables de los atragantamientos, "también los frutos secos".
  • ¿Cómo actuar ante un atragantamiento?

Ensayo de las campanadas con uvas en la Puerta del Sol de Madrid

Ante la cercanía de la Nochevieja y la tradición de comer las doce uvas para dar la bienvenida al nuevo año, la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC) advertido que comer uvas enteras -con piel y pepitas- es la tercera causa de asfixia en menores de cinco años, y, por tanto, el 31 de diciembre hay que estar pendiente a medianoche ante el riesgo de atragantamiento entre los más pequeños.

"Esta fruta, por sus cualidades en cuanto a su forma y textura, puede provocar una obstrucción en las vías respiratorias y, si no se actúa de forma rápida, puede llegar a provocar la muerte", asegura el doctor Raimundo Gutiérrez Fonseca, vicesecretario general de la SEORL-CCC, quien reitera que, esta frutas "puede deslizarse en la boca del niño de forma involuntaria, sin ser masticada, y actuar como tapón en las vías aéreas, impidiendo la respiración".

Por ello, recomienda no darles a los niños, sobre todo a los menores de cinco años, las tradicionales doce uvas para dar la bienvenida al nuevo año o, en su defecto, modificar su forma, cortándolas en varios trozos, quitándole la piel y las pepitas para, así, evitar un episodio de aspiración.

La mayor parte de los atragantamientos infantiles se producen en niños menores de dos años. "Es en esta franja de edad cuando aún no tienen los dientes desarrollados, el sistema deglutorio del niño es inmaduro y la posibilidad de que una parte de un alimento o cuerpo extraño pase a la vía respiratoria es más alta", comenta.

Los especialistas alertan de que las uvas no son las única responsables de los atragantamientos. "Entre los alimentos, destacan los frutos secos y, entre los objetos inanimados, los juguetes o piezas pequeñas de estos, así como los globos, todos ellos muy presentes en estas fechas", indica Gutiérrez Fonseca.

Es más, los expertos prohíben dar a los niños menores de tres años cualquier tipo de fruto seco sin moler y recomiendan no hacerlo hasta los cinco o seis años, por el alto riesgo que existe de atragantamiento y asfixia. En cualquier caso, lo más importante es prevenir que ocurran estos episodios de aspiración. Para ello, "es importante evitar que accedan a cuerpos extraños o alimentos no adecuados para su edad", señala.

¿Qué hay que hacer ante un atragantamiento?

Si ocurre un atragantamiento, en un primer momento puede que se solucione solo gracias a la tos originada por la aspiración, en muchas ocasiones es efectiva y consigue expulsar lo que la provoca la obstrucción. De hecho, esta última "puede ser efectiva, ya que se trata de un mecanismo de defensa para expulsar un objeto extraño", señala el doctor Gutiérrez Fonseca.

Sin embargo, explica, "no siempre sucede así y puede producirse un deterioro del estado respiratorio que, en ocasiones, puede desencadenar en neumonía, enfisema pulmonar, algunas infecciones o, incluso, la muerte". Por lo tanto, es importante conocer lo que hay que hacer en el caso de que una persona, y en especial los niños, se atraganten. Entre los síntomas más característicos, está la dificultad para respirar o la tos.

Si se sospecha que el menor puede estar atragantándose con algo, "lo primero es acudir de forma inmediata a un servicio de urgencias, para que un especialista en otorrinolaringología pueda valorar este riesgo, o llamar a los servicios de emergencias para que vengan a la mayor brevedad posible", recuerda.

Una vez en urgencias, el médico le realizará algunas pruebas, como una fibrolaringoscopia, para valorar la vía aérea superior; una auscultación pulmonar, que pueda evidenciar datos acústicos como sibilancias u otras alteraciones; o una radiología de tórax que, en ocasiones, permite visualizar la localización del cuerpo extraño o sus consecuencias pulmonares.

"En el caso de la broncoscopia, se trata de una prueba que requiere anestesia general y no está exenta de riesgos, por lo que la decisión de realizarla o no se basa en los elementos de sospecha sobre la existencia de un cuerpo extraño", comenta el doctor Gutiérrez Fonseca.

Lo mejor es prevenir

La mejor medida contra los ahogamientos es la prevención o evitación, de este modo lo principal es dejar fuera de su alcance todos aquellos juguetes o alimentos que, de ser llevados a la boca, puedan ocasionar un atragantamiento.

"Una curiosa pero efectiva forma de determinarlo es que cualquier objeto que pueda entrar por el interior de un rollo de papel higiénico no debe estar expuesto al niño, sobre todo entre los menores de tres años", sugiere el doctor Gutiérrez Fonseca.

Por otro lado, es imprescindible excluir de su dieta ciertos alimentos que no puedan digerir o masticar como lo hace un adulto, como los frutos secos, zanahoria cruda, palomitas de maíz, caramelos duros y frutas como la manzana o las uvas. "En todo caso, deben estar cortados o triturados, como las salchichas -que es necesario cortarlas también a lo largo, puesto que su diámetro es similar al de las vías respiratorias- o las uvas -peladas y cortadas, puesto que es un alimento que no se deshace ni con la saliva ni con agua-", añade.

También es conveniente que el pequeño no corra, juegue o hable mientras tenga un alimento o juguete en la boca y, cuando se trate de comida, es recomendable que se limpie y revise bien, para evitar que ingiera huesos, espinas, etc. No obstante, deberá estar vigilado siempre que esté comiendo.

En cuanto a los juguetes, "a la hora de comprarlos hay que tener en cuenta las indicaciones y advertencias, es decir, si es o no apto para el niño según su edad y acorde a sus necesidades", advierte este especialista. Aún más importante es la seguridad del juego, por lo que no debe contener piezas extraíbles muy pequeñas, afiladas o de materiales como el metal o el vidrio, que puedan llevárselas a la boca y asfixiarse.

Los juguetes con pilas tampoco son recomendables y, en caso de necesitarlas, que estén bien aseguradas, puesto que estas pueden soltar sustancias tóxicas y producir, incluso, perforaciones, en el caso de ser ingeridas.

Asimismo, los otorrinolaringólogos recomiendan prevenir a los niños sobre los peligros de ciertas acciones, así como educarles para evitar que se introduzcan cualquier objeto en la boca. Asimismo, como precaución para los adultos, conviene tener unas nociones básicas de primeros auxilios para, en caso de atragantamiento, poder ayudar mientras llegan los servicios de emergencia.



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