EUROPA PRESS
- Las conclusiones provienen de 30 estudios "no patrocinados por la industria" y todos apuntan a la relación entre bebidas azucaradas y obesidad.
- Los investigadores concluyeron que las políticas de salud pública deberían reducir el consumo de estas bebidas y alentar alternativas saludables.
- Limitar su disponibilidad, aumentar el precio, elevar la conciencia pública, introducir políticas fiscales y mejorar el etiquetado son algunas propuestas.
Una nueva revisión de la última evidencia sobre bebidas azucaradas (SSB, por sus siglas en inglés), que incluye 30 nuevos estudios publicados entre 2013 y 2015 (y ninguno de ellos patrocinado por la industria), concluye que el consumo de SSB está asociado con el sobrepeso y la obesidad, y que los países aún no lo han hecho, deben tomar medidas para reducir el consumo de las llamadas "calorías vacías" que contienen estas bebidas.
La revisión se publica en la revista Obesity Facts, la revista de la Asociación Europea para el Estudio de la Obesidad (EASO, por sus siglas en inglés), y escrita por un equipo de autores que incluye a la investigadora principal, la doctora Maria Luger, del Instituto Especial de Cardiología Preventiva y Nutrición SIPCAN, en Salzburgo, Austria; presidenta electa de EASO, Nathalie Farpour-Lambert, de los Hospitales Universitarios de Ginebra, Suiza, y la doctora Maira Bes-Rastrollo, de la Universidad de Navarra y del Instituto de Salud Carlos III, España.
"La base de evidencia que relaciona las SSB con la obesidad y el sobrepeso en niños y adultos ha crecido sustancialmente en los últimos tres años", explica Farpour-Lambert. "Pudimos incluir 30 nuevos estudios no patrocinados por la industria en esta revisión, un promedio de 10 por año. Esto es comparable con una revisión anterior que incluyó 32 estudios durante el periodo 1990-2012", detalla.
Esta experta dice: "Esta nueva evidencia más reciente sugiere que el consumo de SSB está positivamente ligado con la obesidad en los niños. Al combinar la evidencia ya publicada con esta nueva investigación, concluimos algo que en muchos sentidos ya debería ser obvio: las políticas de salud pública deberían apuntar a reducir el consumo de SSB y alentar alternativas saludables como el agua. Sin embargo, hasta la fecha, las acciones para reducir el consumo de SSB en muchos países son limitadas o inexistentes".
De estos 30 estudios incluidos, 20 eran de niños (17 estudios controlados prospectivos y tres aleatorizados [ECA, por sus siglas en inglés]) y 10 en adultos (9 estudios prospectivos y uno ECA). Casi todos (93%) de los 30 estudios incluidos en niños y adultos revelaron una asociación positiva entre el consumo de SSB y el sobrepeso/obesidad, mientras que solo un estudio prospectivo de cohortes en niños no mostró relación.
El único ensayo controlado aleatorizado en adultos no demostró ningún efecto de la intervención (reemplazar las SSB con agua y asesoramiento educativo frente asesoramiento educativo solamente). Mientras que los adultos que recibieron la intervención perdieron más peso, el resultado estaba simplemente fuera de la significación estadística.
Se incluyeron un total de 244.651 participantes del estudio en esta nueva revisión sistemática. En cuanto al área geográfica de los estudios incluidos, el 33% se realizó en Europa, el 23% en Estados Unidos, el 17% en América Central y Sudamérica, el 10% en Australia, el 7% en Sudáfrica y el 10% restante en Irán, Tailandia y Japón.
Impuestos, una posible solución
Aunque los autores reconocen que es casi imposible concluir con absoluta certeza una relación directa de causa y efecto entre el consumo de SSB y el sobrepeso y la obesidad, Farpour-Lambert señala: "Las asociaciones entre las SSB y las medidas de peso corporal podrían verse afectadas por otros factores dietéticos y de estilo de vida, pero la mayoría de los estudios prospectivos de cohortes se ajustaron por estos posibles factores de confusión, incluidos varios factores de nutrición y estilo de vida, y para todos, a excepción de uno, se encontró una relación positiva entre el consumo de SSB y el sobrepeso/obesidad. Esto sugiere un efecto independiente de SSBs".
El doctor Bes-Rastrollo añade: "Numerosos países en todo el mundo tienen altos niveles de consumo de SSB, e incluso aquellos con ingestas bajas están observando aumentos bruscos. Por lo tanto, la evidencia combinada publicada antes y después de 2013 confirma que las SSB presentan efectos adversos sobre el aumento de peso corporal o la obesidad en niños y adultos, lo que proporciona un fundamento para una acción política urgente".
Los autores señalan el éxito de los impuestos más altos sobre las SSB en México, donde las ventas han disminuido en un 12%, de forma más acusada en las partes más pobres de la población (en un 17%). Bes-Rastrollo agrega: "Varios países han establecido e implementado enfoques centrados en la reducción de la ingesta de SSB al limitar su disponibilidad, aumentar el precio de mercado, elevar la conciencia pública con programas educativos a través de los medios o en la escuela, introducir políticas fiscales y mejorar el etiquetado".
Un informe de Euromonitor International indica que, hasta la fecha, 19 países han introducido impuestos sobre alimentos y bebidas y que en un futuro próximo pretenden hacerlo con el objetivo de reducir el consumo de azúcar en un 20% en línea con las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Reino Unido está a punto de introducir un impuesto al azúcar, a partir de abril de 2018. Los autores dicen que se necesitan estrategias nuevas e innovadoras para reducir el consumo de SSB.
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