Tomar una copa con los amigos puede ser una cosa del pasado si los inventores del Vaportini se salen con la suya.
El dispositivo, que cuesta 35 dólares en los Estados Unidos, salió a la venta el mes pasado. Se trata de un inhalador que básicamente sirve para consumir cualquier bebida alcohólica en estado gaseoso. Los usuarios solo han de encender una pequeña vela situada en la base del Vaportini y poner una dosis de alcohol en un balón de cristal situado en la parte superior del artilugio. En cuestión de minutos, el globo se llena de vapores de alcohol, que los usuarios luego inhalan a través de una pajita de cristal.
El licor se inhala en lugar de tragarse. Se absorbe directamente en el torrente sanguíneo y no pasa a través del tracto digestivo. De este modo, los efectos del alcohol son casi inmediatos, no obstante, al poco tiempo de haber inhalado el alcohol, el estado de “embriaguez” desparece.
Pero, mientras que el Vaportini puede ser elogiado por parte de aficionados al alcohol con ganas de fiesta, médicos y policía no son tan entusiastas.
Según el Dr. Thomas Greenfield, director del Centro Nacional de Investigación de Alcohol en Emeryville, California, "No ha habido estudios en humanos sobre los efectos de la inhalación de alcohol", y añade "Se ha experimentado en animales con cámaras de inhalación y se encontraron grandes niveles de intoxicación y adicción."
Además, los médicos señalan que el sistema digestivo puede retrasar la absorción del alcohol al torrente sanguíneo cuando las personas toman una bebida alcohólica. Sin embargo, el alcohol inhalado vía pulmonar pasa directamente al torrente sanguíneo, causando una intoxicación etílica muy rápida, con un alto potencial de abuso de alcohol.
Julie Palmer es la responsable de haber creado el Vaportini en 2009. Un año después Palmer comenzó a ofrecer la experiencia en su bar, el Red Kiva, en Chicago. Vaportini es legal en los EEUU en 48 de sus 50 estados.
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