Investigadores del Centro de Investigación Psher de la Escuela Médica de Harvard (HMS) y el Centro Médico de la Diaconisa Beth Israel (BIDMC) han encontrado que los placebos funcionan incluso cuando se administran sin el aparente requisito del engaño.
El estudio se publica el 22 de diciembre en la revista PLoS ONE.
Los placebos – o píldoras sin efecto – se usan normalmente en ensayos clínicos como control para nuevos medicamentos potenciales. Incluso aunque no contienen ingredientes activos, los pacientes a menudo responden a ellos. De hecho, los datos sobre placebos son tan convincentes que muchos médicos estadounidenses (un estudio estima que el 50 por ciento) dan en secreto placebos a pacientes que no sospechan nada.
Debido a que tal “engaño” es éticamente cuestionable, el profesor asociado de medicina de la HMS, Ted Kaptchuk, se unió a colegas del BIDMC para explorar si el poder de los placebos podía aprovecharse de forma honesta y respetuosa.
Para hacer esto, 80 pacientes que sufrían el síndrome de colon irritable (IBS) se dividieron en dos grupos: un grupo, el de control, no recibió tratamiento, mientras que el otro grupo recibía un régimen de placebos – honestamente descritos como “similares a pastillas de azúcar” – a los que se dio orden de tomarlas dos veces al día.
“No sólo dejamos absolutamente claro que estas píldoras no tenían ingredientes activo y estaban hechas de sustancias inertes, sino que tenían impreso realmente “placebo” en la botella”, dice Kaptchuk. “Dijimos a los pacientes que ni siquiera tenían que creer en el efecto placebo. Simplemente que se tomasen las píldoras”.
Durante un periodo de tres semanas, se monitorizó a los pacientes. Para el final del ensayo, casi el doble de pacientes tratados con placebo informaron de un adecuado alivio de los síntomas en comparación con el grupo de control (59% frente a 35%). Además, en otras medidas del resultado, los pacientes que tomaban placebos duplicaron sus índices de mejora en un grado aproximadamente equivalente al efecto de los medicamentos más potentes para el síndrome de colon irritable.
“No pensaba que funcionaría”, dice el autor senior Anthony Lembo, profesor asociado de medicina en el BIDMC y experto en síndrome de colon irritable. “Me sentí un poco extraño al pedirle a los pacientes que, literalmente, tomasen un placebo. Pero para mi sorpresa, parecía funcionar para muchos de ellos”.
Los autores advierten que este estudio es pequeño y limitado en su ámbito, y simplemente abre la puerta a la idea de que los placebos son efectivos incluso para los pacientes debidamente informados — una hipótesis que deberá confirmarse en ensayos mayores.
“No obstante”, señala Kaptchuk, “estos hallazgos sugieren que en lugar de un simple pensamiento positivo, puede haber un beneficio más significativo de la propia realización del ritual médico. Estoy entusiasmado por seguir estudiando esto. El placebo puede funcionar incluso si los pacientes saben que es un placebo”.
Este estudio estuvo patrocinado por el Centro Nacional de Medicina Complementaria y Alternativa y el Centro de Investigación Osher, de la Escuela de Medicina de Harvard.
Cita: PLoS ONE, December 22, 2010, online publication “Placebos without deception: A randomized controlled trial in irritable bowel syndrome”
Autor: David Cameron.
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