Mejor echar aquí toda la mala leche que llevo dentro y no dejármela pa´ mi sola. Hoy es uno de esos días que no quieres que nadie te diga nada por que, simplemente, no te aguantas ni tu.
Será por que llevaba como unas 8 semanas consecutivas perdiendo peso, será por que ya me había acostumbrado a una marchita con la que estaba encantada, o será por que al subirme hoy a la maldita bascula, de golpe me he visto ¡¡700 gramos mas!! ¡¡bua bua bua!!.
No es que no haya perdido 700 gramos, es que ¡ME LOS HE PUESTO ENCIMA! Pero, ¿A SANTO DE QUE?
En parte me alegro, por que esto es un tirón de orejas a la relajación de estos días. No podía ser, por mi parte, tanta chulería y prepotencia. Pues... ¡¡toma chulería y prepotencia maja!! . Nada menos que 700 gramos más de regalo.
Hace mil años que no hago deporte, concretamente desde antes de fallas. Y el pasado fin de semana me he excedido un pelín con la cantidad y la variedad de productos. No puedo seguir engañándome a mi misma. Un chocolate con nata y sus correspondientes tres churritos el domingo para merendar no venían muy a cuento, teniendo en cuenta que el sábado por la noche ya habia salido a cenar fuera.
Ni semana santa, ni torrijas de la suegra, ni salida a cenar el sábado.
¡¡LO SIENTO PERO NO!!
Se que con prudencia, si que podría hacerlo, pero no quiero. Que esto me sirva de lección, por que lo mire por donde lo mire, no me parece ni bien, ni normal.
VUELVO A PONERME LAS PILAS... PERO... ¡BIEN!
En 7 días os cuento los resultados.
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