Los hombres piensan en dormir y comer tanto como en el sexo

Los hombres piensan en el sexo cada siete segundos, ¿Cierto o no?. Pues no, según un nuevo estudio los hombres piensan en dormir y comer tanto como en hacer el amor.


La media para las ocasiones en que un hombre, de edad universitaria, piensa en sexo es de 18 veces al día, mientras que para las mujeres se reduce a unas 10 veces al día, según este estudio. Pero los hombres piensan, proporcionalmente más, en comer y en dormir.

Terri Fisher, psicóloga de la
Universidad Estatal de Ohio, Mansfield.

"En otras palabras, no hay nada especial en los pensamientos sexuales", como nos explica la investigadora del estudio Terri Fisher, psicóloga de la Universidad Estatal de Ohio, Mansfield . "Los varones piensan, en comparación con las chicas, más en cosas relacionadas con la salud que en el sexo."


Sexo en el cerebro


“Los hombres piensan en sexo cada siete segundos" esto no es más que una leyenda urbana, nos comenta Fisher. Hay muy pocas investigaciones fiables sobre la frecuencia con la que hombres y mujeres tienen, realmente, pensamientos relacionados con el sexo. En la mayoría de los estudios se les pide a la gente que recuerden cuantas veces al día o a la semana piensan en sexo, método que no siempre ofrece resultados fiables. (Top 10 de las leyendas urbanas).

En lugar de esto, Fisher y sus colegas entregaron a 163 mujeres y 120 hombres, todos ellos universitarios, pequeños contadores de los que se utilizan en el golf, para que los llevaran consigo a todas partes. Para que no estuvieran predispuestos a pensar en el sexo, se les dijo que se les iba a preguntar acerca de los pensamientos relacionados con la salud, dijo Fisher. A continuación, los investigadores le dijeron al 60 por ciento de los estudiantes que hicieran clic en el contador cada vez que pensaran en sexo. Otros recibieron instrucciones para contar  sus pensamientos sobre comida y sueño.

"La creencia popular es que los hombres piensan en el sexo constantemente y las mujeres en contadas ocasiones" dijo Fisher. Pero eso no es lo que ella y sus colegas encontraron. Hubo una gran diversidad en el número de pensamientos sexuales, desde varios participantes que registraron un pensamiento al día, a un participante masculino que registró 388 pensamientos en un día. Descontando el tiempo de sueño del participante, su 388 pensamientos le hicieron tener un pensamiento sexual cada 158 segundos, dijo Fisher, lo que todavía es mucho menos que el "cada siete segundos" que sugiere la leyenda urbana.


Sexo, sueño y aperitivos


En promedio los hombres participantes en el estudio pensaron en sexo un poco más de una vez cada hora y las mujeres alrededor de la mitad. Sin embargo, los hombres no prestaron más atención a las relaciones sexuales de lo que lo hicieron a comer y dormir. Esta diferencia podría ser real porque los hombres que son más conscientes de su estado físico en todo momento, comenta Fisher, o podría ser que los hombres se sienten más cómodos haciendo clic en el contador para registrar sus pensamientos centrados en el cuerpo.

"Hay estereotipos sobre las mujeres y el sexo y sobre las mujeres y la comida", dijo Fisher. Las mujeres que respondieron en los cuestionarios previos que les preocupaba más lo que los demás pensaran de ellas, eran menos propensas a informar de sus pensamientos sobre sexo y comida, pero si lo hacían sobre el sueño que no está tan ligado a los estereotipos, dijo Fisher. El hallazgo sugiere que las mujeres, pero no los hombres, se ven influidas por los prejuicios sociales en lo que ellas piensan o lo que ellas serían capaces de admitir que piensan.

El estudio tiene sus limitaciones, incluyendo el hecho de que las personas no solemos tener pensamientos aislados. Asimismo, los datos no muestra si un pensamiento individual es una noción de un segundo o el paso previo a una completa fantasía sexual de 10 minutos. El estudio se limita a los estudiantes universitarios, pero Fisher tiene actualmente una investigación en curso sobre adultos de 25 en adelante. Dice que espera llegar a la verdad sobre las leyendas urbanas en cuanto a las diferencias por sexos.

"Cuando la gente oye alguna de estas diferencias, creo que la gente no se las cuestiona porque se ajustan a los estereotipos que tenemos sobre hombres y mujeres", dijo Fisher. "Cuando uno se detiene un momento y echa un vistazo más de cerca a los orígenes de algunas de estas supuestas diferencias entre los sexos, se da cuenta que a veces no tienen ningún fundamento".