En el Día Mundial de la Salud 2011, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido que la resistencia a los antimicrobianos es cada vez más grave y muchas infecciones son más difíciles de curar, lo que desemboca en un tratamiento prolongado y caro, así como en un mayor riesgo de mortalidad.
La OMS ha hecho un llamamiento a los gobiernos, profesionales de la salud, industria, sociedad en general y pacientes para que actúen de manera urgente y coordinada con el objetivo de disminuir la propagación de la resistencia, limitar sus repercusiones actuales y preservar los adelantos médicos.
La directora general de la OMS, Margaret Chan, ha lanzado un mensaje claro: “Mientras no se apliquen medidas correctivas y protectoras de carácter urgente, el mundo se encamina a una era postantibiótica en la que muchas infecciones comunes no tendrán cura”.
La OMS ha propuesto unas pautas normativas para combatir la resistencia a los antimicrobianos, como poner en práctica un plan nacional integral, fortalecer la capacidad de vigilancia de enfermedades y promover el uso correcto de los medicamentos, entre otras.
La resistencia a los antimicrobianos es un fenómeno natural por el cual los microorganismos se vuelven resistentes al efecto de los medicamentos que deberían destruirlos.
Conforme el microorganismo se reproduce, el portador del gen de la resistencia se vuelve más dominante hasta que el medicamento resulta ineficaz. El uso inadecuado de los medicamentos antiinfecciosos propicia el surgimiento más rápido de la resistencia.
El director del Departamento Alto a la Tuberculosis de la OMS, Mario Raviglione, explicó que “en el último decenio, la OMS ha emprendido muchas iniciativas para estudiar la resistencia a los antimicrobianos y hacerle frente, particularmente, en relación con algunas de las enfermedades más mortíferas del mundo”.
La solución, según el experto, son las “alianzas, encabezadas por los gobiernos en colaboración con la sociedad civil y los profesionales de la salud”, que “si son responsables, pueden frenar la amenaza que la farmacoresistencia plantea a la salud pública”.
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