Lucas es un muchacho con madera de héroe que busca la justicia y persigue la superación y el conocimiento a través de las enseñanzas de su pueblo. Que nadie busque ni espere en el relato la dura realidad de los trasplantes. Es una novela para entretenerse con una historia de ficción sobre las vivencias de un joven trasplantado. Eso sí, un libro lleno de mensajes sobre la vida, muy a tener en cuenta.
Lucas, guapo y joven, tras someterse a un trasplante de corazón, empieza a tener extraordinarias sensaciones e impactantes recuerdos que sabe que no corresponden a su vida pasada. Verdes praderas, caballos, un águila y los ojos alargados de una mujer.
Lucas, convertido en la última esperanza de un pueblo que vive a miles de kilómetros de allí, en Montana, Estados Unidos, tiene que acabar la enigmática misión que trajo hasta el sur de Europa al joven indio. Pero esta misión puede poner en peligro su misma vida ya que despierta odios que estaban adormecidos.
Ente tanto torbellino de sentimientos queda hueco para uno más, el amor. El joven Lucas se enamora por primera vez. Pero lo que no que no sabe es que su nuevo corazón le pondrá en un dilema: luchar por la enfermera de la que está enamorado o rendirse ante el recuerdo de la joven enigmática que se cuela en su mente.
Lucas experimenta sentimientos que no se corresponden con su vida cotidiana. Encuentra la belleza en lo más sencillo. Ama, como nunca había amado antes, a sus hermanos los animales, las plantas, la tierra, el sol, la lluvia y el viento. No teme a la muerte, pues siente que forma parte de la propia vida. Es consciente de que no teme a nada ni a nadie, porque está en paz consigo mismo.
El libro comienza muy bien, te engancha, pero a medida que la historia se desarrolla comienza a resultar aburrido debemos pensar que la historia está orientada a un publico juvenil por lo que resulta sencilla, previsible y cargada de sentimientos.
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